Dependencia emocional (parte I)

Dependencia emocional (parte I)

de“El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás      (Aldous Huxley)

La Dependencia Emocional se define como “una NECESIDAD afectiva fuerte que una persona siente hacia otra a lo largo de sus diferentes relaciones”. Aunque lo más conocido es la dependencia emocional en cuanto a relaciones de pareja, también existe la dependencia afectiva hacia padres, amigos e hijos.

La Dependencia Emocional sería algo similar a una adicción, pero en vez de necesitar una sustancia, se necesitaría aprobación, afecto, cariño, etc., de determinadas personas.

Cuando somos niños, creamos un vínculo afectivo de dependencia emocional con las personas más cercanas, generalmente nuestros padres, o personas que vivan en la misma casa (por ejemplo, los abuelos). En la adolescencia creamos esos vínculos con amigos y estos vínculos nos ayudan a aprender y a crecer personalmente, y en la edad adulta, además creamos un vínculo especial con nuestra pareja.

El problema aparece cuando este vínculo se convierte en dependencia y nos impide desarrollarnos en la vida como seres independientes y libres; cuando esa dependencia nos lleva a quedarnos en segundo plano en nuestra propia vida, dando más importancia a las necesidades, derechos y comportamientos de otra persona, que a los nuestros.  En realidad, lo que se está haciendo es colocar la felicidad en las manos de otros, se busca la felicidad fuera de sí mismos. Eso, sin saberlo, lleva a la infelicidad automáticamente, ya que la única forma de ser felices es buscar esa felicidad en nosotros y en las acciones que elijamos. Los únicos comportamientos en los cuales podemos influir de una manera clara son los nuestros, y esos son los únicos que nos pueden garantizar nuestra felicidad.

Lo que más destaca en las personas con alta dependencia emocional es su miedo a las pérdidas y al rechazo de las personas queridas, en este caso, de la pareja. Tienen miedo a hacer algo que al otro no le guste, y que esa persona decida dejarles o retirarles su amor y su cariño. Así que buscan continuamente complacerle, hacer lo que se supone que el otro quiere o desea. Intentan adivinar qué es lo que gustaría al otro en cada una de sus acciones, con el consiguiente riesgo de equivocarse, ya que por mucho que conozcamos a una persona, no sabemos lo que les pasa por la cabeza en cada uno de los momentos de sus vidas. Si nos ponemos a pensarlo, muchas veces ni siquiera nosotros comprendemos nuestras acciones, así que será difícil controlar cada una de las reacciones del otro. Pero aún así, estas personas intentan hacerse expertas en adaptarse a las necesidades y deseos que creen que el otro tiene.