La culpa de la ansiedad (testimonio)
Hace unos meses conocí a C. Recuerdo perfectamente esa mirada de dolor, de sentirse rota, pero llena de esperanza. Aunque...
Hace unos meses conocí a C. Recuerdo perfectamente esa mirada de dolor, de sentirse rota, pero llena de esperanza. Aunque...
A veces… Me gustaría ser la que no es fuerte. Me encantaría ser la que se derrumba cuando aparecen las cosas malas,...
No es tristeza, tampoco es rabia, ni miedo…es dolor… pero un dolor tan intenso que no existe palabra que lo...
Localizar lo que sentimos en el momento adecuado es muy complicado pero imprescindible para tener relaciones sanas; de hecho, lo habitual es que sepamos identificar qué emoción estamos sintiendo cuando ésta está en el punto más alto de su curva (ya vimos en otro post cómo toda emoción tiene una curva de campana, comienza sigilosa para ir aumentando su intensidad hasta llegar a un punto máximo, momento en el que decae hasta desaparecer). Sin embargo, saber identificar nuestras emociones en su clímax lleva de la mano un aspecto negativo: la adecuada gestión de dicha emoción se vuelve complicada, su expresión suele tomar formas agresivas.
Todas las personas tenemos un patrón de pensamientos, pudiendo agruparlos bajo lo que denominamos “creencias irracionales”. De acuerdo a esta idea, entre “cómo nos sentimos” y “un acontecimiento”, existe un elemento crucial y determinante del resultado final, hablamos de los pensamientos. Es decir, no es la situación la que está provocando que nos sintamos por ejemplo tristes, sino los pensamientos derivados de esa situación los que nos provocan esa emoción.
Comprender y trabajar este esquema nos ayudará a comprender muchas de nuestras emociones y
S.Q. acudió a terapia cansada de ser ella quien siempre estaba para los demás, cansada de ponerse en un segundo plano para atender las necesidades del resto de personas de su círculo.
A pesar de tener sesiones complicadas, sigue viniendo para trabajar en ella misma. A pesar de suponerla una gran dificultad, sigue expresando con
V. es una persona con una gran fortaleza interior, una persona luchadora y constante, consciente de sus miedos y debilidades, aunque éstos están profundamente guardados en su interior.
V. lucha por abrir camino a la auténtica y verdadera persona que es, dejándose ver vulnerable cuando así se siente, pidiendo ayuda cuando