El arte de la resiliencia
“No me gustaba estar en esa situación, pero de repente, me vi inmersa en ella, sin poder hacer nada para...
“No me gustaba estar en esa situación, pero de repente, me vi inmersa en ella, sin poder hacer nada para...
A veces… Me gustaría ser la que no es fuerte. Me encantaría ser la que se derrumba cuando aparecen las cosas malas,...
¿Quién te ha dicho que aquello que deseas, aquello con lo que sueñas cada noche, no se va a hacer realidad?
No sé cuáles son tus sueños, pero sé que tienes muchos rondándote la cabeza o sueños que has dejado escapar porque los sentías imposibles.
Sé que te has decepcionado una y otra vez mientras has hecho lo posible por intentar alcanzarlos o que te has visualizado a ti mismo intentando alcanzar esas metas y tu mente te ha llevado más de una vez al escudo del fracaso.
Resulta paradójico el número tan elevado de hombres y mujeres solteros o dispuestos a tener pareja que existe y lo comunes que son frases del tipo:
“No hay hombres” o “no hay mujeres”
“No tengo suerte en el amor”
“No encuentro a la persona adecuada”
“No conozco nunca a nadie”
Fácil es que tu nombre aparezca en el teléfono de alguien, pero difícil es ocupar su corazón.
Fácil es señalar a los demás por sus errores, pero difícil es reconocer y cambiar los propios.
Fácil es decir “he logrado…”, difícil es asumir una derrota con dignidad, más aún reconocerla.
Puede ser fácil quitarse la ropa y tener sexo, acostarse con alguien cuando tienes un calentón, cuando tienes ganas, porque toca o el motivo que te lleve a hacerlo… Tener sexo es algo que de una manera u otra, hacemos muchas veces.
Sin embargo, lo verdaderamente complicado es abrir tu alma a alguien, es dejar que descubra tus miedos, tu futuro, tus sueños, tu espíritu, tus pensamientos, tus alegrías y tus penas, lo que quieres y lo que no quieres de la vida, de ti mismo… Esto es lo que realmente acojona y esto es lo que realmente es estar desnudo.