Mi nuevo mejor amigo… y no eres tú

Mi nuevo mejor amigo… y no eres tú

Hace ya muchos años que formas parte de mi vida, tantos que me es prácticamente imposible recordar cómo era yo antes de conocerte; es más, desde hace unos años hasta ahora, tu voz ha ido resonando cada vez más y más fuerte en mi cabeza.

Has estado a mi lado en cada decisión que he tomado, en cada tropiezo y en muchos buenos momentos también. Me has escuchado hablar de mis amigos, de mi trabajo, de mi pareja, de mi familia, incluso de mí misma y en cada uno de ellos, siempre has tenido algo que decirme, como un susurro al oído, tan suave que me impedía ver lo duras que eran tus palabras, sobre todo cuando iban dirigidas a mí misma.  Y aún así, te he seguido manteniendo en mi vida, haciéndote caso y luchando contra ti la mayor parte de las veces, porque desde que te conozco, comencé también la batalla de intentar sacarte de mi cabeza.

Me has guiado durante años, siempre pensando que todo aquello que me decías era la única verdad; el problema está en que muchas veces, aún sin decirme nada, venías a mi mente y me dejaba también llevar por tu ilusión.  ¡Cuántas cosas pensé que conseguiría escuchándote y haciéndote caso! Pero en realidad me estabas engañando, me mentías con cada palabra porque lo único que querías era sentirte fuerte con el control de mi vida, aunque eso a mi me llevara a destruirme… Y yo que pensaba que eras mi mejor amigo y estabas aquí para ayudarme… ¡qué equivocada estaba!

Te escribo esta carta porque hoy he conocido a un nuevo amigo, se llama “VALOR” y me ha estado hablando sobre ti: me ha dicho que mi gran error ha estado en querer sacarte de mi vida.

No debo luchar contra ti, sino aprender a escucharte para poder enfrentarme a cada reto con más fuerza, porque todo lo que me dices me permite estar en un estado de alerta para no tropezar con la misma piedra dos veces.  ¿Y sabes qué? Creo que Valor tiene razón, es bueno que estés en mi vida, pero la diferencia está en que a partir de ahora, no la vas a dirigir, simplemente estarás ahí, sin llevar el timón.

Tal vez te cueste aceptarlo al principio, y sé que me hablarás más fuerte para que no te aparte de mí, pero ahora tengo un nuevo mejor amigo que me enseñará y ayudará a aceptarte sin juzgarte, a escucharte sin dejar que me domines… Así que sí, querido Miedo, aquí termina nuestro camino como amigos inseparables, a partir de ahora recupero el control de mi vida.