22 Feb Lo que realmente te debería interesar cuando conoces a alguien (y lo que no)
No me interesa lo que hagas para vivir, quiero saber lo que ansías y si te atreves a soñar con lo que desea tu corazón.
No me importa la edad que tengas, quiero saber si te arriesgas buscando como un loco el amor, los sueños y la aventura de estar vivo.
No me interesa saber todas las posesiones que tienes, quiero saber si has tocado el corazón de tu propio dolor, si te han abierto las traiciones de la vida o si te has cerrado a vivir por el miedo a más dolor.
Quiero saber si te puedes sentar con el dolor, el mío o el tuyo, sin moverte para esconderlo o apagarlo o conciliarlo. Quiero saber si puedes estar con alegría, mía o tuya; si puedes bailar con desenfreno y dejar que el éxtasis te llegue a la yema de los dedos sin precaverte a ser cuidadoso, realista o a recordar las limitaciones del ser humano.
No me importa si lo que me cuentas es verdad, quiero saber si puedes desilusionar a alguien siendo fiel a ti mismo, si puedes soportar la acusación de traición sin traicionar tu propia alma.
Quiero saber si puedes ser fiel y, por tanto, digno de confianza.
Quiero saber si puedes ver la belleza aunque no sea bonita cada día, y si puedes ver el origen de tu vida a partir de la presencia de la naturaleza.
Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío, y ponerte a orillas de un bosque y gritar: “¡Sí, puedo!”.
No me importa dónde vivas o cuánto dinero tengas, quiero saber si después de una noche de dolor y desesperación, puedes levantarte y ocuparte de las necesidades de los niños.
Me interesa quién eres realmente y cómo llegaste aquí, pero también me interesa si te quedarás conmigo en medio del fuego y no escaparás.
No me interesa qué has estudiado, quiero saber qué te sostiene por dentro cuando se derrumba todo lo demás.
Yo quiero saber si puedes estar sólo contigo mismo y si realmente te gusta la compañía que tienes en los momentos vacíos.
Adaptado de «Oriah El soñador de la montaña»