01 Feb Encontrar pareja
Resulta paradójico el número tan elevado de hombres y mujeres solteros o dispuestos a tener pareja que existe y lo comunes que son frases del tipo:
“No hay hombres” o “no hay mujeres”
“No tengo suerte en el amor”
“No encuentro a la persona adecuada”
“No conozco nunca a nadie”
A estas frases tipo podríamos sumar las de aquellas personas que habiendo encontrado a alguien especial, han vivido una mala experiencia que les lleva a renunciar a la idea de encontrar una pareja o un compañero de vida.
¿Qué ocurre entonces? Si existen tantos hombres y mujeres, ¿por qué es común escuchar frases similares a las anteriores?
Encontrar pareja NO es tarea fácil, pues hemos de partir de una premisa: la decisión de formar equipo con alguien nos lleva a pasar por un primer momento de riesgo, el riesgo a equivocarnos en nuestra elección (más aún cuando se han vivido malas experiencias o se parte de miedos en cuanto a relaciones se refiere).
Además, nos adentramos en un proceso cuando menos “peculiar”: podemos definir perfectamente qué queremos o buscamos cuando estamos planteándonos alquilar o comprar una casa; sin embargo, en el proceso de “estar en pareja”, por muchas listas que hagamos o por mucho que nos intentemos convencer de lo que es mejor o peor para nosotros, hay una parte que siempre, siempre, siempre va a escapar a nuestro control: las emociones y los sentimientos.
¿A qué nos lleva no asumir los riesgos y no prestar atención a la parte emocional? A vivir el amor a través del “conformismo”. ¡Cuántas veces he escuchado un… “pero es muy bueno/a”… y si después encuentro a alguien peor?!»
Enamorarse y compartir un proyecto de vida supone exponerse y arriesgarse a sufrir, son las dos caras de la misma moneda y siempre lo van a ser. Pero ahora te pregunto… ¿vivir no es también un riesgo y no por ello dejas de vivir?
Adéntrate en el riesgo de romper tu lista y déjate llevar por lo que tu intuición te dice una y otra vez; pues aunque es cierto que una persona puede vivir perfectamente feliz sin pareja (o en conformismo), también es cierto que compartir un proyecto de vida junto a “esa” persona, nos enriquece y nos permite desarrollarnos personalmente.
Y por “esa” persona no me refiero a aquella que cumple todos tus deseos, todos los requisitos de tu lista, te permite hacer y deshacer a tu gusto… Sino que por “esa” persona me refiero a aquélla con quien eres capaz de establecer una armonía asombrosa a pesar de vuestras diferencias; la persona que activa (sin saber cómo) lo mejor de ti, esos rinconcitos que tan abandonados tenías; la persona capaz de abrazarte y calmar tu respiración; esa persona con quien te sientes tranquilo/a y en confianza…
Porque el mejor de los encuentros siempre viene marcado por un vínculo especial que nos lleva a romper cualquier tipo de lista.