«Odio mis piernas» (testimonio)

«Odio mis piernas» (testimonio)

En esta ocasión este post va dedicado a todas las mujeres. M. quiere mostrar cómo se siente con una parte crítica de su cuerpo, sus piernas. Os dejo con sus palabras, con las que estoy convencida de que muchas de vosotras os sentiréis identificadas.

«Odio mis piernas, odio ver mi celulitis, odio mis rodillas, odio la grasa que se me acumula en las cartucheras y encima de las rodillas, odio mis tobillos y que se marquen poco, odio el roce de mis piernas entre sí cuando camino, odio su tamaño y su proporción, odio mis gemelos y que no sean delgados, odio su flacidez y sus estrías.

Y este odio me hace tanto daño, ahora llega el verano y de nuevo me gusto menos a mí misma porque las tengo que enseñar y me da vergüenza porque no quiero que los demás las odien como yo. Y es que en verano no puedo taparlas como me gustaría hacer, en verano se ve cómo soy auténticamente, vulnerable y débil. Es una época donde invento mil y un métodos para que parezcan más delgadas, estrechas y estilizadas, pero nada es suficiente. 

Entonces me cruzo con muchas chicas con sus falditas y sus pantalones cortos y me muero de la envidia, ojalá yo pudiera, pero con estas piernas no, es imposible, todos verían lo feas que son y las criticarían tal y como yo hago.

Entonces veo esas modelos tan estupendas con sus largas piernas y me miro a mí y me odio más. ¿Cómo hacéis vosotras para que os gusten vuestras piernas? ¿Cómo hacéis para eliminar la grasa? ¿Cómo hacéis para poneros esa ropa sin sentiros ridículas? 

Me encantaría cruzarme con chicas que me dijeran: “a mí me pasa igual, odio mis piernas” y sentirme algo más comprendida, sentirme “menos mal”. Me encantaría que los chicos cuando me vieran las piernas (si me atreviera a mostrarlas), me dijeran que qué bonita soy, me encantaría que algún chico me dijera que le da igual la celulitis de las piernas, que le da igual que el hueso de la rodilla no se marque… Pero esto no pasa y sé que no pasará mientras todas nosotras callemos y sigamos haciendo lo mismo, ver lo maravillosas que están algunas y comparar con lo subjetivamente mal que estamos nosotras.

¿Te sientes como yo? Quiero pensar que sí…»